Esta vibración, ensordecida por muros, cortinajes y alfombras, era discreta, lejana, como el funcionamiento de una máquina subterránea; pero un clamoreo humano, una explosión de gritos y silbidos dominaba el rodar del acero y los bufidos del vapor. —¡Un tren de soldados!—exclamó don Marcos Toledo abandonando su asiento. Será Giovanni Ghella quien seguirá los trabajos canadienses. Estos trabajos se realizan con la empresa Canit Construction, controlada por Ghella y el socio ingeniero Salvatore Randaccio, como recoge el diario Giornale di Sicilia en un artículo del 3 de mayo de 1958: "Seaway, la mayor vía marítima".